La ganadería ovina en el territorio transfronterizo constituye una actividad de vital importancia desde el punto de vista económico, social y medioambiental, creando una alternativa laboral en zonas rurales difíciles, utilizando razas autóctonas que suponen un patrimonio genético y cultural único. Sin embargo, la disminución de la rentabilidad de la actividad ovina, debida en parte a la falta de innovación por su aislamiento geográfico, pone en riesgo su continuidad.